sábado, 5 de abril de 2014

Ataque de ternura

De niños saltábamos al Mar desde el puente en verano.
Y después nos caían unas broncas soberanas.

Crucé tantas veces ese puente riendo, llorando, pensando, recordando, suspirando, añorando, deseando, temiendo, hablando, corriendo, comiendo...
Recuerdo que hace unos años, una vez que volvía de la lonja, me entró un ataque de ternura cuando me abofeteó una ráfaga de brisa y me sumergí sin pensarlo.Luego me gustó llegar a la casita milenaria descalzo con las sandalias en la mano. Y apestando a salitre me puse a asar las sardinas sintiendo la firmeza de la tierra y la frescura de la hierba bajo mis pies.

Ya falta menos para el verano y el cénit de la Luz.




No hay comentarios:

Publicar un comentario