Cualquier momento

AURORA.-¿Por qué no lo impediste?

VICTORIANO.-No solo el tiempo corroe las cosas.

AURORA.-No es un buen momento para tus acertijos.

VICTORIANO.-Nunca lo es.

Vuelvo en media hora

CARLA.-¡Me tienes harta! Es la última vez que vengo a buscarte, ¡cámbiale la pila de una puñetera vez al despertador, o..., o duerme con la ventana abierta! Mi tiempo es tan valioso como el tuyo. (Pausa.) ¿Y así todavía?, ¿piensas venir en bragas?

EVA.-Habla más bajo, no estoy sola.

Cambiar la bombilla fundida

El miedo fatiga. Sin apenas darme cuenta imagino nombres de personajes y el color de sus ojos.

Y se lo digo a mis manos.

Porque la necesidad comunicativa es más fuerte.

Y, después, al contaros sus aventuras, la tristeza se amansa.

Cada día una palabra para ser mejor persona. Aunque la encontréis en el prospecto de un jarabe para la tos.

Con más elocuencia que un cumplido

RITA.-Es un silencio como..., como...; no sé cómo decirlo. No fui al colegio lo suficiente.

ULISES.-No te preocupes. Imagina en otra dirección.

RITA.-Es un silencio como el de los primeros tiempos del Mundo.

ULISES.-Fabuloso, Amor mío.

RITA.-(Su rostro se deshace en una sonrisa.) ¿De verdad?

ULISES.-Completamente.

Trabajando en Los días de la sed.

Incertidumbre

ALICIA.-¿Va todo bien?

MAR.-¿Por qué lo dices?

ALICIA.-Te veo muy abatida.

MAR.-Sólo es fatiga.

ALICIA.-¿Te parece poco?

MAR.-Se me pasará.

Érase una vez

EVA.-Suéltalo ya.

CARLA.-No quiero.

EVA.-¡Cómo que no! ¡Lo estás deseando!

CARLA.-¿Tú crees?

EVA.-No has pensado en otra cosa desde que has llegado.

CARLA.-¿Tanto se me nota?

EVA.-Cuando pierdes los modales un secreto te quema los labios, ¿no tengo razón?

CARLA.-Me conoces demasiado.

EVA.-Y tú a mí.

Parecido

EVA.-¿Por qué dices que me parezco a la abuela?

CARLA.-Porque te pareces.

Entre la melancolía y la distancia

La ingenuidad desde un silencio novedoso. El contorno dormido de los objetos. El deseo de sentir el cénit de la luz en este año que penetra tanto dentro del corazón. La vida comienza todas las mañanas. La esperanza y la voluntad de ser mejor.

En la intimidad del hallazgo, de la sinceridad. Recomponer la columna vertebral.

Y continuar.

Refutar lo espurio.

Porque hay un lugar en donde la identidad se limpia y reposa. Y al que regresar para ver la vorágine, la decepción.

Hallar un punto de partida

RITA.-¿Nunca te cansas de suspirar?

EVA.-¿Debería?

RITA.-Yo no te lo prohíbo. Sólo te lo pregunto. Si tienes una historia que contar me gustaría escucharla.

EVA.-Cuando cesen los gritos de los vecinos.

RITA.-De acuerdo. (Pausa.) ¿Sabes qué?

EVA.-No. Di.

RITA.-Han abierto una sastrería al lado de la tienda de besos.

EVA.-¿Querrán construir un centro comercial?

RITA.-No me extrañaría.

Ensayos de Los días de la sed (2)

Me paso la vida mirando el reloj

EVA.-¿De dónde ha salido esto?

CARLA.-Si no lo sabes tú...

EVA.-¿Insinúas algo?

CARLA.-A mí nunca me llama nadie. Mi vida es muy poco interesante. Así que tú sabrás qué hace eso ahí. ¿A qué hora llegaste ayer?

EVA.-No me acuerdo.

Ensayos de Los días de la sed (1)

Ensayos de Los días de la sed (0)

Empezando los ensayos de esta aventura dramatúrgica que desea desafiar al olvido.

La Luz de Mariña

Caminando advierto que aferrarme me impide crecer y llegar a otro lugar de mí mismo. Sueño y deseo cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día. Y todos los personajes que imagino me revelan que puedo, que podemos crear otro mundo.

Avancemos, caminemos.

Mariña vino al mundo y aplastó las tinieblas.

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MARIANA.-¡Rita!

RITA.-¿Qué?

MARIANA.-¿Dónde has puesto las tijeras?

Apoyo

RITA.-Adelante, amor mío.

El sendero y el deseo

Un sendero.

Y el crujido agudo de las copas de los árboles mecidos por el viento. Casi mi voz quebrada, casi un gemido que quiere vibrar en el fondo de mi garganta.

Y el frío abofeteando mi rostro.

Y me detengo con los ojos acuosos.

Y la voluntad un año más.

Y el empeño.

Y el deseo de que la vida comience todos los días.