PEP.-Ahora
ya no espero nada de la vida. Qué irónico. Me siento como en otra
parte.
INÉS.-Sin
embargo a mí me asombran cada vez más tus miradas.
PEP.-(Apresurado.)
Podrías instalarte aquí.
INÉS.-De
momento me quedaré hasta mañana. Si tú me dejas.
PEP.-Puedes
quedarte unas llaves y venir cuando quieras.
INÉS.-¿Y
tú me esperarías?
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